A los niños pequeños les encanta pensar e imaginar posibles explicaciones a cosas o eventos que llaman su atención. Suelen sorprenderse con mayor facilidad que los adultos porque están en una evidente etapa de descubrimiento e innata investigación de su entorno, se sienten libres de preguntarse sobre cualquier cosa, manifestando su curiosidad con alegría y creatividad.
¿Por qué esta actitud de entusiasta curiosidad deja de ser común cuando los niños crecen? El artículo a continuación, nos invita a reflexionar acerca de las reacciones que tenemos los adultos frente a las preguntas de los niños y nos explica que al reflejar nuestro propio asombro, podemos hacer crecer el de ellos, fomentando esta actitud curiosa que los lleve a investigar sobre sus intereses y maravillarse con el mundo que les rodea.
Tenemos un mundo maravilloso en el que las posibilidad de aprender cosas nuevas todos los días son infinitas, no limitemos nuestra capacidad de asombro y promovamos el entusiasmo entre nuestros niños y jóvenes.
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