Qué entendemos por educar el carácter y por qué es relevante
Educar el carácter no es algo nuevo. La formación en valores y virtudes ha estado históricamente en el corazón del proyecto educativo de muchos colegios, por ejemplo de los colegios confesionales. Sin embargo, nos encontramos con distintas denominaciones dependiendo de las distintas aproximaciones con las que hemos entrado al tema. Así hemos escuchado hablar de virtudes, habilidades blandas, habilidades no cognitivas, habilidades socioemocionales, fortalezas del carácter; dependiendo de si el origen está en la antropología, en la filosofía moral, en la psicología de la personalidad o en la psicología positiva.
Desde la Fundación Astoreca tomamos el enfoque de la psicología positiva para aproximarnos a la educación del carácter, que se entiende como el estudio científico de las fortalezas y virtudes humanas, que ayudan a las personas a alcanzar su máximo potencial.
Por lo anterior, tomamos el concepto de fortalezas del carácter, que refiere a:
Una manera habitual de pensar, sentir y actuar que resulta positiva para sí mismo y el mundo.
En palabras más simples, las fortalezas del carácter son hábitos positivos,
- que se pueden aprender y desarrollar mediante la práctica,
- que ayudan a las personas a enfrentar mejor su vida
- y a contribuir a la sociedad.
¿Por qué es importante educar el carácter?
Actualmente existe abundante evidencia que confirma la relevancia de las habilidades no cognitivas en el desarrollo de las personas.
Presentamos a continuación algunos de los hallazgos más relevantes en el área.
1. Investigación de James Heckman: Una de las investigaciones emblemáticas en este tema, es la que realizó James Heckman, Premio Nobel de EEUU, sobre GED, programa de exámenes libres que le permite a los estudiantes que han desertado del sistema escolar de este país, acreditar que tienen las habilidades y conocimientos de un egresado de la educación secundaria.
Heckman junto a un grupo de investigadores, estudiaron a fines de los 90 con pruebas estandarizadas a los estudiantes que habían obtenido la certificación de GED. Con los resultados obtenidos se dieron cuenta de que eran tan inteligentes como los graduados de la secundaria que no habían ido a college. Con la misma medición de habilidades cognitivas, también concluyeron que eran más inteligentes y que ganaban mejor en el mundo laboral que otros estudiantes que habían desertado de la secundaria, pero que no habían obtenido aprobado el programa GED.
Sin embargo, si controlaban por habilidad cognitiva, el escenario cambiaba. Los estudiantes que habían obtenido la certificación en el programa GED ganaban menos en el trabajo que estudiantes que habían desertado sin certificación, entre otros indicadores. Con esto se dieron cuenta de que habían otros factores incidiendo en el peor desempeño de los estudiantes con certificación GED, llamaron a esta variable, como “habilidades no cognitivas”, vinculadas a la persistencia, adaptabilidad, entre otros.
La conclusión a la que llega el equipo de Heckman, es que estas habilidades no cognitivas son críticas para el mercado laboral y el desempeño en general en la vida futura.
2. OCDE 2015: Su investigación muestra que las personas que tenían mayores competencias sociales y emocionales tenían menor probabilidad de ser obeso, de tener depresión, tabaquismo, alcoholismo, de ser víctima de bullying y también de ser agresores. Y por el contrario, tenían más posibilidades de sentir bienestar subjetivo, de sentir que haber ido a la universidad tenía un retorno para ellos, que había “valido la pena”, más satisfacción sobre su vida en general, y capacidad de transformar sus intenciones en acciones, de ponerse metas y lograrlas.
Si bien existe mucha literatura sobre el tema, queremos resaltar algunos puntos relevantes del impacto de la educación del carácter
- Primera infancia: El desarrollo de las habilidades no cognitivas en niños tiene un valor predictivo para la adultez temprana: Tienen una mayor probabilidad de haber terminado la educación media, de seguir estudios superiores y de obtener un empleo, entre otros indicadores.
- Profesores: Los docentes que demuestran mayores habilidades socioemocionales, mayores fortalezas del carácter, tienen más posibilidades de mantenerse en la carrera, de mantenerse enseñando. Parecen ser un importante factor protector
- Evidencia por fortaleza: Además del impacto de la educación del carácter a nivel general, existe literatura específica que avala cada una de las fortalezas del carácter del programa“Soy+”.
- Evidencia de programas de educación socioemocional: Existe evidencia creciente que muestra el impacto programas en esta dimensión.
Sin embargo, actualmente sabemos que no da lo mismo qué programa elegimos para educar el carácter, dado que no todos tienen el mismo impacto.
Considerando este punto, ¿Cuáles son las principales características que tienen los programas efectivos? De acuerdo a la evidencia, estos programas:
- Tienen una agenda explícita, es decir, se declara cuáles son las fortalezas a promover, todos las conocen y se presentan visualmente.
- Tienen un enfoque comprensivo, las fortalezas se enseñan transversalmente en todo lo que hacemos en el colegio, es parte de la cultura.
- Incluyen elementos de instrucción directa, es decir, enseñan de forma explícita lo que son las fortalezas y habilidades asociadas a cada una de ellas.
- Requieren fidelidad en la implementación, es decir, hay un mecanismo para asegurarse de que lo que se diseñó sea lo que efectivamente pase en la implementación.
Por último, hay un mediador que puede potenciar o disminuir el efecto de los programas de educación del carácter, que tiene que ver con los vínculos de pertenencia al colegio, es decir, el grado de apego a la institución, qué tanto los estudiantes y miembros de la escuela se sienten parte de ella.